El ácido láctico, que es un ácido alfa hidróxido, disuelve el “pegamento” que mantiene unidas a las células muertas y puede limpiar hasta las capas más profundas de la piel, siendo uno de los mejores exfoliantes que nos brinda la naturaleza. El suero lácteo estimula la producción de colágeno, y es un reductor de las arrugas, ayuda a unificar el tono de la piel, y a disminuir las manchas y las cicatrices del acné.
La leche contiene las vitaminas D, A, E y ácido fólico. La vitamina K ayuda a tener la piel más hidratada o humectada, y la vitamina A le da tersura y luminosidad.
La leche contiene proteínas, especialmente la lactoglobulina y la lactoalbúmina, que poseen un alto poder regenerador y antiarrugas. La proteína lactoferrina de la leche atrapa el hierro, frenando los procesos de oxidación, la formación de radicales libres y deteniendo el envejecimiento prematuro. La gran mayoría de proteínas de la leche poseen actividad antimicrobiana y antibacteriana, manteniendo la piel sana y formando un escudo protector frente a las agresiones externas.
Según el Ayurveda, la leche provee de un tipo de nutrición del que ningún otro alimento provee: nutre los tejidos y equilibra las emociones. Es el alimento que más Ojas (luminosidad o brillo magnético) proporciona.
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